sábado, 27 de agosto de 2011

En memoria de Félix Araníbar

En memoria de Félix Araníbar
En 1962, el Alcalde Municipal Héctor Cossío Salinas presidió el entierro del compositor autodidacta Félix Araníbar. Había nacido el 6 de agosto de 1872 y poco le faltó para completar el siglo de vida. Era hjo de Rafael Araníbar Paz Candano y de Paulina Villarroel Zubieta; profesor de piano y compositor autodidacta.
Cuentan sus descendientes que, pese a ser autodidacta, echó mano en la composición del Himno a Cochabamba, cuya música es del insigne músico don Teófilo Vargas, y recuerdan su obra cumbre, “La Barcarola”, que fue publicada por la conocida Editorial Ricordi, de Buenos Aires, con un poema elogioso de Adela Zamudio. Recuerdan asimismo que esta obra fue orquestada por Toscanini para la noche de su estreno en la noche de Año Nuevo y en altamar el año 1950. La grabación ha sido conservada por don Franklin Anaya Arze, quien en 1997 dijo que “La Barcarola” de Félix Araníbar es la única composición boliviana técnicamente perfecta; no existe otra.”
Gabriel Montaño Araníbar, nieto del gran músico, recuerda que interpretó la obra de Chopin y composiciones propias en Buenos Aires, antecediendo a la lectura de poemas que hizo el poeta hindú Rabindranath Tagore, en la “Peña del Teatro Colón”.
Gabriel Montaño Araníbar recuerda detalles importantes: “El doctor José Antonio Arze en su ensayo “Valores del 900” habla de Araníbar como el único artista del piano en Bolivia. El poeta Javier del granado dice de Araníbar: “su tragedia fue haber nacido aquí en Bolivia. De otra forma habría sido una figura internacional, porque no sólo era un gran intérprete y compositor; era un genio.”
Gabriel cuenta que el maestro Wilfredo Mamani, Director de la Banda Municipal de Cochabamba, puede atestiguar cómo en el concurso convocado para el Himno a Cochabamba, todas las obras presentadas fueron descalificadas por su escaso valor artístico, y se declaró desierto el concurso. Una de las obras había quedado olvidada y entrepapelada. En eso el Presidente José María Achá preguntó si Cochabamba tenía su himno, y entonces entregaron la partitura olvidada al joven Félix Araníbar para que la corrigiera y adecuara. Gracias a esas correcciones se conoció el Himno a Cochabamba. “Por tanto –concluye Gabriel Araníbar—entre los autores del Himno a Cochabamba debe decirse: Letra, Benjamín Blanco. Música: Félix Araníbar y Teófilo Vargas.
El episodio ha sido avalado por Porfirio Díaz Machicao, por el maestro Wilfredo Mamani y figura en la novela “Una familia cochabambina”, de Mario Lara Claros.
En 1956, el Gobierno nacional le otorgó por Decreto Supremo una medalla de oro, siendo Ministro de Educación y Bellas Artes el Dr. Germán Monroy Block y Alcalde de Cochabamba don Aníbal Zamorano. El Alcalde y poeta don Héctor Cossío Salinas despidió sus restos junto a Javier del Granado, José Macedonio Urquidi, Porfirio Díaz Machicao y otras personalidades. Dictó además una Resolución Municipal para que sus restos descansen en la Sección Notables, del Cementerio General, orden que hasta hoy no se cumple, no obstante que fue declarado Ciudadano Ilustre e Hijo Predilecto de Cochabamba, y que su retrato se encuentra en la Galería de Notables, en la Casa de la Cultura de Cochabamba. Una avenida del Barrio del Magisterio lleva su nombre.
Otras composiciones suyas son: la música de la Ópera “El Castillo Negro”, con libreto de Adela Zamudio; “Cinco Danzas Incaicas”; “Himno al Progreso” e “Himno a la Bandera, con letra del Dr. Germán Quiroga Galdo. Era conocido como profesor de música y de Armonía en la Academia Man Cesped y como Presidente honorario y vitalicio de la Sociedad de Artistas y Escritores de Cochabamba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario