sábado, 27 de agosto de 2011

El Turista Torrico: Aventuras en blanco y negro

El Turista Torrico: Aventuras en blanco y negro
Debió ser 1986 cuando este cronista publicó en Los Tiempos una semblanza de Rodolfo Torrico Zamudio, basada en tres entrevistas efectuadas a su hijo Rodolfo y a sus dos hijas. En la oportunidad, fueron reproducidas algunas fotografías cedidas por los nietos, que hoy crearon la Fundación que lleva el nombre del insigne fotógrafo cochabambino. Una de esas placas era por demás divertida, porque el artista había captado la actitud de unos jugadores de fútbol mientras pasaba un avión Junker, algo tan novedoso en aquellos tiempos, que el referée había suspendido el partido (y seguramente lo reanudó con cero botes).
Dicen que la inquietud del famoso Turista Torrico lo obligaba a correr a fotografíar cuanto acontecimiento bueno o malo ocurriera en la ciudad. Esto cuando no emprendía largos viajes, para registrar las maravillas del paisaje boliviano y los testimonios de progreso en las ciudades y fincas dotadas de maquinaria, que luego fueron publicadas en un Álbum conmemorativo del Centenario de la Independencia de Bolivia.
Los autorretratos del Turista testimonian dos pasiones adicionales a la captación de los claroscuros más difíciles: su amor por los perros y por los deportes. En varias fotografías aparece como tenista, pero desconocíamos su afición por el fútbol. Afortunadamente el Dr. Hugo Bilbao La Vieja publicó un hermoso artículo en el cual habla sobre este tema.
El Dr. Bilbao dice que, además de ecologista, Rodolfo Torrico Zamudio practicó natación y saltos ornamentales, y fundó el Club Nacional, que intervino en los primeros campeonatos interdepartamentales de fútbol desde 1915. Por entonces, se conformaba un seleccionado cochabambino para jugar con equipos de otros departamentos, y el Turista fue uno de esos destacados futbolistas junto a “Félix Capriles, Jacinto Méndez Rivas (el famoso Tequis Mequix, por ser el organizador, su gran fortaleza física y contundencia futbolística), Mariano Alcócer, José Prado, Ubaldo Tapia, Alfredo Paz flor (padre del eximio tenor cochabambino Gastón Paz Zegarra), Job de la Zerda, Eduardo Aguirre Figueroa (El Chusu), Jorge Santa Cruz Vergara, José Borda Vicenio, Silvino Guzmán, José Claure, Alberto de la Reza Velasco, Ernesto Saucedo, Enrique Gutiérrez y otros, los que después fueron distinguidas personalidades de nuestra sociedad. Les siguieron otros valores futbolísticos como Rafael Méndez (El Ñato), Diógenes Lara (el famoso Limón), los hermanos Soto, los Ferrel y tantos otros que más tarde pusieron en alto el nombre de Cochabamba.”
Don Armando Montenegro cuenta la siguiente anécdota: “Rodolfo Torrico Zamudio era el bohemio de los caminos, de los cerros y de las selvas. Peregrino de los plácidos cuadros de la Naturaleza, el Tunari fue su montaña heráldica y el Chapare su callado y solemne refugio. Por su andar incesante se le llamaba el “Turista”. Pionero de la aventura era el caballero andante de los entuertos y el drama; la primera figura de toda inundación, incendio, accidene o revolución. Acaso porque en su alma había una reserva de profunda curiosidad por aquello que rompiera la rutina diaria de su vida…
Una clara mañana, habíanse reunido cientos de personas en Jaihuaycu para ver volar a Juan Mendoza en su frágil navecilla, llevando como pasajera a la bella Adela Ettiene…
Luego de sobrevolar el campo ante la admiración del público y en alternativa forzada de aterrizaje, tocó tierra, pero en su carreteo violento sumergióse repentinamente en el charco más grande de la zona. Y allí quedó inmóvil cual una gaviota herida…
“Entre el público testigo del accidente encontrábase Rodolfo Torrico Zamudio, el singular Turista, quien veloz y pleno de generosa intención de salvar a los tripulantes de la avioneta, llega al lugar y por medio de un portentoso salto de atleta, trata de salvar la distancia desde la orilla hasta una de las alas del aparato. Pero con el peso de su juventud, perfórala y la atraviesa cual una bala y desaparece tragado por las aguas urbias y barrosas, en cuyo fondo parecería que sus pies quedaran presos por la pegajosa greda…
“Y sólo unas burbujas gigantescas denuncian el sitio en que el valeroso Turista quedó sumergido…
“Cuenta la tradición que haciendo gala otra vez de su valor, Adela Etienne, que estaba ilesa junto a Mendoza, se arroja al agua y extrae al extraño náufrago, salvando de tal manera a su salvador… (Tradiciones cochabambinas).

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