sábado, 27 de agosto de 2011

Calatayud y La Serpiente Negra

Calatayud y La Serpiente Negra
Don Luis Felipe Guzmán Achá, Cancelario en 1896 y Rector en 1906 de la Universidad de San Simón, dejó tradiciones escritas y recopiladas por el poeta Héctor Cossío Salinas, que hablan de la primera adjudicación de las aguas y acequia conocida hoy como La Serpiente Negra a Alejo Calatayud, el caudillo de la rebelión cochabambina contra el yugo español en 1730. Quizá hubiera prosperado el levantamiento por el enorme apoyo que tenía el platero, don Alejo, si no lo traicionaba su compadre, que pasó a la historia como un traidor. Se llamaba Francisco Rodríguez Carrasco y su defección determinó el ajusticiamiento de Calatayud y él mismo se brindó a someter al más crudo interrogatorio a la madre y a la esposa del insigne platero. Por ese documento se sabe que la madre era negra, y que, luego del ajusticiamiento de Alejo, fue reducida a la esclavitud.
Rodríguez Carrasco pidió recompensa para regar sus terrenos comprados al Hospital San Juan de Dios y ubicados detrás de La Coronilla y le fueron otorgadas las aguas y la acequia de La Carbonería. Dieciocho años después, dichas aguas infestaban la zona con su pestilente olor y la nube de microbios que asolaban al vecindario y fueron foco de infección durante dos siglos y medio. “Del fondo de esa abominable acequia, parece que se exhalaba el espíritu pestilente del que creyó que su adjudicación gratuita le hacía falta para sobrevivir perpetuamente execrado de las generaciones. ¡A tal mérito, tal recompensa!”, escribió Don Luis Felipe Guzmán, y sus palabras se mantuvieron vigentes hasta fines del siglo XX.

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