martes, 8 de marzo de 2011

ADELA ZAMUDIO Y EL ALTO DE LA ALIANZA

ADELA ZAMUDIO Y EL ALTO DE LA ALIANZA
En 1878, el padre de la poetisa Adela Zamudio Ribero compró una propiedad en Viloma que compensaba la pérdida de su antigua propiedad en Corani. Un lugar más accesible y simpático, a seis leguas de la ciudad y en el mismo valle de Cochabamba, modesto y encantador retiro que inspiró a doña Adela. Aquel año que precedió al estallido de la Guerra del Pacífico hubo sequía, peste y hambruna. Doña Adela socorrió tanto en la ciudad como en la quinta de Viloma a cuantos menesterosos buscaban cristiana asistencia. Augusto Guzmán cuenta la siguiente anécdota: “Habiendo subido a socorrer a una anciana solitaria que vivía en una rústica choza sobre una escarpada peña, y a quien llamaban “La Bruja”, ésta le pronosticó en mayo de 1880 la derrota del Alto de la Alianza”. La poetisa escribió: “De pronto la extravagante / vieja, turbado el semblante, / con ademanes de loca, / miró el ocaso un instante / de pie en lo alto de la roca. / “¿Ves, niña? ¡El destino es ciego!” / dijo y lanzó un alarido. / “¿Ves esa nube de fuego? / ¡Esa es la batalla!” y luego / añadió: ¡Nos han vencido!”. Otra estrofa del mismo poema sobre la batalla del Alto de la Alianza dice: “Solo en el mundo, el infeliz soldado / ni hermanos tuvo, ni amorosos padres / que fuesen a buscar en el desierto / la piedra helada en que regó su sangre. / La historia sólo cuenta las hazañas / que honraron a los grandes generales… / ¡Murió desconocido / como suelen morir los inmortales!”. (GUZMÁN, Augusto: Adela Zamudio, Librería Editorial Juventud, La Paz, 1986).

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